Cuando el respeto se finge
por Roberto_LRC · Publicada · Actualizado
Cuando el respeto solo se finge…
Primera parte
A menudo me siento como el personaje de Antoine de Saint-exupéry; en las conversaciones y reuniones viajo de planeta en planeta (tal vez por eso me pierdo de muchas conversaciones)
Cuando realizo estos viajes, los habitantes de los mundos que visito, no pueden verme, en cambio yo puedo verlos diferente a como se perciben ellos mismos. Puedo colocarme detrás de ellos y mirar lo que ellos ven, claro que no puedo sentir lo que ellos sienten ni lo que piensan, sin embargo, puedo ver que cargan en la espalda una bolsa con cajas, muchas de éstas, de un gran peso.
Cada persona carga sus propias cajas, la mayoría de las veces van rotuladas con el nombre de lo que solemos cargar día con día; emociones, actitudes, recuerdos, etcétera.
Existen distintos tipos de planetas, por ejemplo Los planetas mesa redonda donde existe un archivero. Si alguien saca su caja y muestra el contenido a los presentes, la caja y su contenido pueden guardarse en el archivero, siempre que el contenido de la caja coincida con su etiqueta, también que el portador de la caja quiera archivarla para no cargarla más y que los presentes estén dispuestos a escuchar y dialogar, pero Los planetas mesa redonda también están habitados por humanos, y este proceso no es sencillo de llevar a cabo.
Les platicaré acerca del último viaje que realicé; lo narro como yo lo viví y desde donde pude verlo.
Fue el pasado miércoles por la tarde, llegué a uno de los planetas mesa redonda, donde el tema que reunía a todos era la salud y bienestar de uno los integrantes. Aquella mesa ocupada por seis personas era grande, y pese al reducido número de integrantes, me pareció que la concurrencia se dividía en dos grupos:
En el primer grupo sentado a mi derecha se encontraba la persona que llamaré “Sujeto A”; luego estaba “Sujeto J” y le seguía “Sujeto J.A.” Lo llamaré “Sujeto J.A.” para diferenciarlo del “Sujeto J” y del “Sujeto A”, además era el único en la mesa que tenía dos nombres.
El segundo grupo estaba formado por el “Sujeto R”; sentada a su lado izquierdo estaba la “Señora B” y enseguida “Sujeto P” quien además de ser parte de la mesa, era la razón de ser de la reunión aquella tarde.
Lo primero que surgía a simple vista sobre la mesa redonda era una enorme bolsa posesión de “Sujeto P”, dentro, muchas cajas casi todas rotuladas con los mismos nombres “No puedo” y “Ayúdame”.
“Sujeto R” abrió la bolsa de “Sujeto P” desbordándose por todas partes las pesadas cajas que de forma irónica tenían poco contenido del nombre con que estaban etiquetadas. Todos los participantes las veían, las tomaban y luego las regresaban a la mesa. Como eran tantas cajas con el mismo rótulo, no pude ver si había algo más que “Sujeto P” cargara en su bolsa, sin embargo, era evidente el exceso de peso que durante años acumuló.
Me paré detrás de “Sujeto A” para intentar ver desde su perspectiva… no logré ver algo, su propia bolsa llena de cajas me impedía ver. Su bolsa parecía estar adherida a su cuerpo y las cajas parecían viejas, desgastadas y muchas fusionadas unas con otras, como si cargara siempre con ellas y el peso de cada una no permitiera ver dónde comenzaban o terminaban. Los rótulos eran tan viejos que era casi imperceptible el nombre del contenido de sus cajas. Quizá era el peso de su propia bolsa, pero se negó a revisar las cajas de “Sujeto P” impidiéndose a sí mismo dialogar y escuchar.
Desde mi posición pude ver a “Sujeto J”, él no tenía su bolsa detrás, la tenía a su lado, Su bolsa tenía pocas cajas; la de encima y primera que sacó fue una que decía Bondad; lo extraño fue que el contenido era un par de guantes parecidos a los de boxeo. El guante negro para la mano izquierda tenía escrita la palabra Grandeza y el de la derecha que era de color gris tenía escrito la palabra Odio. Ajustó ambos guantes en sus manos y aunque ambos guantes estaban bien colocados, el que más usó era el de la mano izquierda. Tomó varias veces las cajas de “Sujeto P” pero no se decidió a conservarlas, el tiempo apremiaba su presencia en la mesa.
El “Sujeto J.A.” solo traía tres cajas en su bolsa, la primera caja decía Opinión, no siempre la cargaba, talvez por miedo, pero para la ocasión, decidió llevarla en su bolsa. Las otras cajas decían No puedo y Ayúdame, cajas propiedad de “Sujeto P”, que sin intención ya le había otorgado meses atrás. Sacó las cajas de su bolsa sin mostrar el contenido, sólo las puso sobre la mesa.
La “Señora B” traía una bolsa con tres o cuatro cajas, era evidente el agobiante peso y aunque no lo dijera por si misma, de su mirada salían gritos de ayuda, tal vez no sabía que podía archivar mucho del contenido de sus cajas.
Llegó el turno de “Sujeto R” quien sacó sus cajas; una decía Evidencias pero el contenido fue tirado por “Sujeto A” y “Sujeto J” dejando regadas por el suelo meses de trabajo y dedicación. La otra caja decía Explicaciones y tuvo el mismo destino, no hubo palabra alguna que a los ojos y oídos de “Sujeto A y J” tuvieran valor e importancia.
“Sujeto R” Se quedó sin cajas, no traía más, tal vez no pensó que necesitaría alguna otra. Varias veces el guante negro de “Sujeto J” se dirigía hacia él, tal vez por eso el contenido de las cajas se quedó sin valor sobre la mesa, o tal vez fue cuando “Sujeto A” que no podía sacar de su bolsa las cajas aplastó las evidencias y explicaciones haciéndolas polvo. A “Sujeto R” no le quedó más remedio que doblar su bolsa, guardarla ya sin cajas y se disponía a retirarse; pero no lo dejaron.
“Sujeto J.A.” sacó el contenido de la caja Opinión, a “Sujeto A” no le gustó lo que escuchó y no permitió que el contenido se archivara, además intentó sacar de su bolsa una caja que decía “Pinche maricón de mierda”, o tal vez decía “Pinche putito maricón” (no se entendía lo que decía la caja porque todo el contenido de su bolsa era viejo) no pudo sacar la caja por más que se esforzó y su contenido salpicó primero a “Sujeto J.A.” y luego a “Sujeto R”
Parecía que el objetivo de la mesa redonda se había transformado, y la opinión de “Sujeto J.A.” que ni siquiera había concluido detonó que “Sujeto A” decidiera golpear físicamente a “Sujeto J.A.” y a “Sujeto R”
“Sujeto R” intentó detener a “Sujeto A” parándose frente a él sin responder la agresión, podía hacerlo pues era defensa, pero no tenía nada en su bolsa que lo motivara a responder agresivamente.
“Sujeto J” contuvo con fuerza excesiva al “Sujeto J.A.” lo llevó a la puerta, lo aventó fuera del planeta diciendo “¡Lárgate!” frente a otros seres que viajaban en sus propios cometas, distrayéndolos de su trayecto para ver a “Sujeto J.A.” acomodarse fingiendo que todo estaba bien. “Sujeto J” borró la palabra Opinión de la caja sobre la mesa, escribió Rechazo y la metió en la bolsa del “Sujeto J.A”
“Sujeto J” intentó hacer lo mismo con “Sujeto R”, no pudo, lo único que logró fue lesionarle el cuello pues lo sujetó con tanta fuerza que no podía respirar, ni hablar. El guante gris pegó con mucha fuerza sin dejar heridas físicas porque no es un guante físico.
“Sujeto R” ya había guardado su bolsa, por lo que salió de allí sin otras cajas, sólo con heridas, de las que se ven y de las que no. Las heridas físicas se curarán y las no físicas también sanarán pronto, el truco es no guardarlas en cajas y cargarlas en la bolsa.
Así concluye el intento fallido de lo que se intentó solucionar en un planeta de mesa redonda. Seguramente “Sujeto R” visitará alguna vez otros planetas por coincidencia o necesidad con los mismos Sujetos habitantes de esta historia (que además son su familia) pero nunca más al planeta de la mesa redonda.
Notas:
Esta es mi perspectiva de lo que vi la tarde del miércoles 21 de julio; no puedo saber exactamente lo que pensaba cada uno de los participantes ni lo que sentían, incluyendo al “Sujeto R” (Tal vez en algún momento él escriba sobre lo que sintió) solo puedo narrar lo que veo cada que visito planetas.
Si estuviste en este lugar y tienes otra perspectiva y quieres compartirla, estoy atento.
Hago pública esta narración porque pública y real fue la agresión.
Texto por Roberto Ortega Díaz.